Sucedió hace_puentedemando.es

Sucedió hace más de cuarenta años y aún hoy sigue martirizando mi conciencia y mi vida.

Se que el incidente tuvo lugar en algún momento de la década de los 70. No sabría decir exactamente el año, pero sí recuerdo que me faltaba un palmo para llegar a ningún sitio. Era una época distinta, tan diferente que al recordarlo parece hubiera vivido en otro mundo.

La mayoría de las televisiones todavía eran en blanco y negro y funcionaban con válvulas del tamaño de una pelota de tenis. No todas las casas tenían teléfono (fijo, por supuesto) y si querías contactar con alguien, el correo postal era la opción más recurrente, aunque no era rápido ni demasiado fiable.

Cuando aquello tuvo lugar no fui consciente de lo que había pasado, ni pude imaginar por un momento todo lo que iba a alterar mi vida futura. De hecho en aquel momento, lo tomé como un medio para alejarme de algo que me asustaba.

De aquella oscura época de mi vida recuerdo pocas cosas; la soledad, el desamparo, la sensación de estar viviendo una pesadilla y, sobre todo, el miedo. Un miedo omnipresente, perpetuo, paralizante y atroz cuyas secuelas todavía arrastro.

Si lo pienso con detenimiento el incidente fue en parte motivado por la necesidad de gritar a pleno pulmón que me estaba ahogando.

Por supuesto, no conseguí nada de todo lo que mi infantil mente hubiera podido imaginar. En cambio, las consecuencias no medidas (¿cómo hacerlo?) desbordaron la vida de los que me rodeaban arrastrándome con ellos a una condena gris que aún hoy en día me atenaza despiadadamente.

El efecto mariposa ha sido tan destructivo desde entonces que dudo mucho ninguna simulación se hubiera acercado a describir sus devastadoras secuelas.

Se que debería sentirme arrepentido del monstruo que creé, de los inocentes que destruí y de todo el daño causado, pero han sido muchos años de mentirme, de gritar a un mundo desolado desde aquel día,que fue la única salida.

Puede que fuera la única que mi pueril y perversa mente encontrara en esos momentos. Se que no tenía la capacidad de cuantificar los miles de posibles resultados, que no podía seguir las ramificaciones de lo que iba a suceder, que encontrar aquella salida y no atravesar el umbral era simplemente imposible.

Aún así . . . tantos futuros desperdiciados, tantas posibilidades reducidas a humo . . . La realidad que habito nunca ha sido mía.

Eones después sigo vagando por un espacio insondable tratando de recomponer lo desgajado. De pintar ante mis ojos mundos llenos de color en donde no tenga cabida el gris. Tanto tiempo y sigo buscando algo que hasta ahora me había negado a concederme a mi mismo . . .

El Perdón

Comments are closed, but trackbacks and pingbacks are open.